El mito del “tercer ojo” y su mercantilización

Publicado el 5 de diciembre de 2025, 20:42

El “tercer ojo” se ha convertido en una etiqueta de moda en redes sociales y círculos espirituales. Muchos lo presentan como un portal inmediato a poderes sobrenaturales o como una especie de sello de autenticidad espiritual.
Realidad: La mayoría de los “métodos” para abrirlo, ofrecidos en talleres exprés o sesiones pagadas, sólo venden expectativas y generan dependencia. Se aprovechan del deseo humano de ver “más allá”, pero pocas veces explican el trasfondo real ni los efectos secundarios.

Hoy el tercer ojo se comercializa en cursos, talleres y redes sociales como si fuera una app premium que se puede instalar pagando. Abundan los “facilitadores” que prometen activaciones inmediatas, rituales milagrosos y diplomas de “clarividencia”. Esto genera frustración, dependencia y, muchas veces, crisis emocionales o energéticas graves.


Riesgos de manipulación y sugestión

  • Inducción de estados alterados: Técnicas de visualización, ayunos extremos, consumo de plantas o rituales sin guía pueden provocar experiencias confusas, visiones, ansiedad, insomnio o paranoia.

  • Sugestión colectiva: En talleres o grupos donde todos “ven lo mismo”, muchas veces se trata de sugestión, presión grupal y programación verbal.

  • Dependencia del facilitador: Se crean dinámicas de control, donde sólo el “guía” puede interpretar, corregir o sellar lo que abriste.

Engaños comunes y trampas espirituales

  • Falsas promesas: Ofrecen “desbloquear el tercer ojo en 7 días” o “ver entidades y recibir mensajes directos” a cambio de pagos, membresías o iniciaciones costosas.

  • Certificados falsos: Abundan los diplomas sin valor real y títulos autoproclamados de “maestros del tercer ojo”.

  • Amenazas veladas: “Si no abres tu tercer ojo, te quedarás estancado/a”; “Si no sigues mi método, te vas a bloquear”. Este tipo de discurso infunde miedo y somete la voluntad.



Consecuencias energéticas y psicológicas

  • Crisis energéticas: Abrir forzadamente este centro puede provocar fuga de energía, dolores de cabeza, alteración del sueño y desorientación.

  • Puertas abiertas a interferencias: Al intentar forzar la visión interna sin protección ni madurez emocional, se pueden abrir portales a energías que no sabes gestionar.

  • Distorsión de la realidad: El exceso de enfoque en “ver” puede llevar a desconectarte del presente, generando confusión, dependencia y hasta obsesión por los fenómenos.

  • Ansiedad y paranoia:
    Sensación de persecución, miedo a entidades o energías, pensamientos obsesivos con el “mal” o lo invisible.

  • Insomnio y alteraciones del sueño:
    Dificultad para dormir, pesadillas, sueños lúcidos perturbadores, sensación de “no poder cerrar los ojos internos”.

  • Distorsión de la realidad:
    Confundir fantasía con percepción real, dificultad para distinguir entre lo que se imagina y lo que realmente sucede, tendencia a la confusión mental.

  • Puertas abiertas a interferencias:
    Acceso a energías, entidades o influencias no deseadas, provocando perturbaciones, bloqueos o ataques energéticos.

  • Pérdida de anclaje y dirección:
    Desconexión de la realidad cotidiana, dificultad para sostener responsabilidades y perder el sentido del propósito real.

  • Dependencia de “guías” o facilitadores:
    Cuando se pierde el discernimiento, se genera dependencia emocional y espiritual hacia quienes prometen controlar o “cerrar” lo que se abrió.


Riesgos a largo plazo

  • Dificultad para “cerrar” el canal:
    Una vez forzado, revertir el proceso puede requerir años de trabajo, acompañamiento profesional y limpieza energética profunda.

  • Problemas de salud física:
    Dolores crónicos, presión ocular, fatiga visual, problemas neurológicos o somatización de los conflictos energéticos.


Verdades incómodas que nadie te dice

  • No todos deben abrir su “tercer ojo”. No es un destino obligatorio ni garantiza evolución espiritual.

  • Ver no significa comprender. Puedes “ver” mucho, pero sin estructura interna o guía real, sólo acumulas confusión.

  • Cerrar lo que se abrió a la fuerza puede ser más difícil y costoso.

  • El verdadero desarrollo espiritual es silencioso, gradual y muchas veces incómodo, porque implica confrontar tus sombras y no sólo buscar poderes.

  • Nadie tiene la llave mágica para tu visión interna, ni puede garantizarte resultados.

 

No todo lo que se abre se puede cerrar fácilmente. Forzar el tercer ojo no trae poder ni sabiduría, sino consecuencias que pueden tardar años en sanar